PROCESAMIENTO DISTRIBUIDO
Procesamiento distribuido
En la década de los años 50’s las computadoras eran máquinas del tamaño de todo un cuarto con las siguientes características:
• Un CPU
• Pequeña cantidad de RAM
• Dispositivos DC almacenamiento secundario (cintas)
• Dispositivos d salida (perforadoras de tarjetas)
• Dispositivos de entrada (lectores de tarjeta perforada)
Con el paso del tiempo, las computadoras fueron reduciendo su tamaño y creciendo en sofisticación.. Aunque la industria continuaba siendo dominada por las computadoras grandes "mainframes". A medida que la computación evolucionaba, las computadoras, fueron capaces de manejar aplicaciones múltiples simultáneamente, convirtiéndose en procesadores centrales "hosts" a los que se les conectaban muchos periféricos y terminales tontas que consistían solamente de dispositivos de entrada/salida (monitor y teclado) y quizá poco espacio de almacenamiento, pero que no podían procesar por sí mismas. Las terminales locales se conectaban con el procesador central a través de interfaces seriales ordinarias de baja velocidad, mientras que las terminales remotas se enlazaban con el "host" usando módems y líneas telefónicas conmutadas. En este ambiente, se ofrecían velocidades de transmisión de 1200, 2400, o 9600 bps. Un ambiente como el descrito es lo que se conoce como procesamiento centralizado en su forma más pura "host/terminal".
Avance tecnológico
Tecnologías como los robots, la inteligencia artificial y el aprendizaje de las máquinas evolucionan a paso veloz. Estos avances pueden mejorar la rapidez, la calidad y los costes de bienes y servicios, pero también dejar sin empleo a un gran número de trabajadores. Dicha posibilidad pone en tela de juicio el modelo tradicional de prestaciones, según el cual la cobertura sanitaria y las pensiones están ligadas al empleo. En una economía que requiere muchos menos trabajadores, necesitamos pensar en cómo garantizar prestaciones a los desempleados. Si en el futuro la automatización va a restar seguridad laboral, tienen que existir prestaciones no ligadas al empleo. La «flexiguridad» o seguridad flexible es una de las vías posibles para garantizar el acceso a la sanidad, la educación y la vivienda a personas sin un empleo fijo. Además, las cuentas de producción por ramas de actividad pueden costear la formación continuada y el reciclaje profesional. Da igual cómo elijan los individuos emplear su tiempo, tienen que poder llevar vidas plenas aun cuando la sociedad precise menos trabajadores.




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